El tiempo necesario para implantar una aplicación suele oscilar entre cuatro semanas y varios meses. Esto se debe a razones puramente prácticas: lo ideal sería disponer inmediatamente de todos los datos necesarios, saber exactamente qué funciones se necesitan y que la integración con los sistemas internos se realice sin problemas. En realidad, las empresas suelen necesitar algún tiempo para pensar detenidamente en el perfil de la aplicación. Los líderes entrevistan a los departamentos y analizan las necesidades de los empleados. Sabemos por experiencia que esto lleva mucho tiempo.
Además, el departamento de IT suele realizar pruebas de seguridad antes de que empiece la implantación. Necesitan acceder al panel de demostración y comprobar la integración de la aplicación con los sistemas internos. Sólo superando estas pruebas se puede empezar.
Por supuesto, completar la aplicación no significa el final del trabajo de comunicación interna. La aplicación no es más que una herramienta, por lo que hay que utilizarla con prudencia. Merece la pena crear un equipo dedicado a añadir contenido y ponerse en contacto con los empleados.